martes, 7 de junio de 2016

7. Atracciones turísticas

Los cinco sentidos del ser humano son la vista, el olfato, el oído, el gusto y el tacto. Gran parte de nosotros tiene uno más desarrollado respecto a los demás. Es decir, poseemos mayor habilidad o facilidad en comparación al resto. Puede aplicarse también a las competencias lingüísticas a nivel tanto oral como escrito. Por este motivo, hoy comentaremos los recursos didácticos (todos aquellos instrumentos empleados para la enseñanza) dividiéndolos según la percepción que afecte. 






Para empezar, las actividades de comprensión oral (aquella basada en la interpretación auditivaeran de lejos las que menos practicábamos. Es obvio tratándose de lenguas maternas pero la razón de su baja frecuencia eran los materiales necesarios. Por ejemplo, en mi colegio teníamos solo un radio cassette para toda primaria. Resultado: siempre estropeado o fuera de servicio. Luego, ya en secundaria, se introdujeron los primeros ordenadores en las aulas y parecía que realmente se fomentarían más (ingenuos), sin tener en cuenta la competencia ofimática de los docentes (ej. buscar Google en Google) aunque debo admitir que muchos de ellos han mejorado notablemente.


Sé que es cruel pero es inevitable reírse 


Mayoritariamente se hacían en las lenguas extranjeras. Por ejemplo, escuchábamos documentos en formato audio como los CD que venían con los libros y puntualmente vídeos sobretodo de Youtube, mientras que los listening de italiano eran las mismas profesoras recreando un diálogo con el vocabulario del temario. Lo más gracioso era la cara de los alumnos que tenían la sensación de haber oído antes esas voces. Tal como dije en alguna entrada previa, nos daban una hoja con la letra de una canción y debíamos rellenar los huecos acorde con lo que decía el cantante o, directamente, nos facilitaban las palabras.Ya, por último, durante mi intercambio en Leeds, nos ofrecían la posibilidad de hacer un tándem lingüístico, en el cual aprendíamos inglés de un nativo mientras que él hacía lo mismo en catalán o castellano. 

En cambio, la comprensión lectora (aquella que pretende entender lo que se lee tanto en significado como en idea global del texto) es por excelencia la más habitual. Supongo que juntaba prácticamente todas las habilidades lingüísticas (hablar cuando leías en voz alta, aprender vocabulario con las palabras del texto o escuchar cuando alguien leía). Sinceramente, creo que he hecho todos los habidos y por haber: tipo test, hacer un esquema o resumen, comparando con otros textos, relacionando ideas con el contenido, escribir la respuesta unas preguntas, etc. La verdad es que nunca se han restringido a una lengua en concreto sino que más bien formaba parte de todos los currículums. También, como modo de fomentar la cultura (castigo total), nos mandaban para el verano o principio de curso leer un libro que normalmente era específico para hacer finalmente un trabajo. Sin duda, el peor de todos NADA. Además, gran parte de las materias en la universidad hay una bibliografía obligatoria que con (des)gana tienes que leer. Sin embargo, a lo largo del último año, me he leído la saga de The Hunger Games y tengo los de Divergent para leer más the Boy at the Top of the Mountain, del mismo autor que the Boy in the Striped Pyjamas, que me regalaron:


Algunos de los libros más interesantemente obligarios en mi educación

Como cambia la cosa cuando puedes escoger los libros, ¿eh?


Haciendo referencia a la expresión escrita (aquella que se centra en la exteriorización de las ideas mediante palabras), eran los ejercicios que te mandaban después de haber leído un texto. Por ejemplo, cuando estudiábamos alguna clase de escrito fuera argumentativo, un artículo, una crítica, un cuento, descriptivo, narrativo, etc. siempre había de deberes exactamente lo mismo. Generalmente, debías seguir unas pautas a la hora de hacerlo e incluso introducir unas expresiones o vocablos específicos en la redacción. Si te lo mandaban a casa, podías utilizar recursos como los diccionarios, mientras que, en el caso contrario, cuando no sabías la palabra exacta en otro idioma buscabas mil maneras de cambiarlo para evitarla o, simplemente, te la inventabas. Luego, venía la corrección junto con la nota y te dabas cuenta de los errores estúpidos que habías cometido.

Por último, la expresión oral (aquella relacionada con las destrezas lingüísticas para comunicarse) se mantenía absolutamente en todas las asignaturas. Daba igual que el profesor te hubiera llamado la atención en tres ocasiones seguidas y no te creyera cuando pretendías explicarle que era tu compañero el que no callaba. Dejemos ahora las bromas a un lado, en mi caso, he simulado conversaciones o diálogos delante de toda la clase, juegos en equipo donde te dejabas la vida y la voz, etc. Aunque, usualmente, nos obligan a hacer trabajos en grupos o rellenar los espacios entre todos los alumnos. 

Espero que os hayáis podido identificar conmigo en la mayoría de aspectos comentados. ¡La siguiente entrada tratará sobre los diferentes tipos de evaluación, ¡hasta la próxima!   

No hay comentarios:

Publicar un comentario